Quiero, sin preámbulo alguno, hacer uso de este espacio para denunciar un intento golpista.
Empecemos, haciendo gala de una rigurosa ortodoxia, por el principio. Hay ciertas personas que prefieren empezar por el final, pongamos por caso Agatha Cristie, mas aquí puedes ver que no compartimos esos ardides del imperio bucanero.
Esta tarde en el fútbol cinco tradicional de todos los martes, contamos con 3 inasistencias, imaginen que extraña circunstancia teniendo en cuenta que el pasado encuentro tuvimos que armar equipos de seis integrantes por la super afluencia de futbolistas. Y ya que están imaginando, imaginen el desgaste que supone jugar un partido con un equipo de 3 integrantes contra uno de 4.
Si el asunto venía pintando raro visualicen en sus mentes mi sorpresa cuando, trasladando el balón por la banda lateral izquierda, uno de los integrantes del equipo contrario estornudó estrepitosamente en un artero recurso defensivo que, dicho sea de paso, no me impidió imprimirle al esférico un sorpresivo cambio de frente para el ingreso del Cordobés que venía hecho una furia tocando pito (como es su costumbre) por el andarivel opuesto, quien con un potente remate de derecha la cruzó al ángulo inferior izquierdo del arco, o como dicen los jóvenes ahora: ahí donde fornican los arácnidos.
Al regresar a mi morada luego del extenuante enfrentamiento, pedaleando con el cuerpo transpirado y sometido a las inclemencias del invierno húmedo rosarino, fui directo a la ducha.
¡Ah! Pero que gran ira me invadió, que tremendo enojo hizo presa de mí cuando inmediatamente luego de mojarme, la temperatura del agua de la lluvia descendió hasta limites apenas tolerables por un ser humano. Por una magia de la termodinámica emotiva iracunda, mi cuerpo pudo (aunque a duras penas) soportar las gélidas aguas. Al parecer la cañería que trae el agua pasa por debajo de la cancha de ñevel sold bois, lo cual explicaría su inusitada baja temperatura.
Luego de tales acontecimientos, cuyo denominador común ira advirtiendo el atento lector, me disponía a incorporar alimentos para sustentar el flagelado cuerpo, cuando mi venerable abuelo me tendió una carta al tiempo que decía: llegó esto para vos.
Efectivamente mi nombre estaba escrito en el sobre, cuyo remitente prefirió mantenerse en el anonimato. Con moderada cautela abrí el mismo, para encontrarme con una única hoja ¡cubierta de estornudos! En efecto, la única palabra inscripta en la hoja era, y cito aquí textualmente "¡Achús!" repetida hasta el pleonasmo a lo largo y a lo ancho de la misma.
Nótese que la vocal utilizada es una "ú" en vez de una "í" lo cual es un indicio inequívoco de la presencia de influenza A, gripe porcina, N1H1 (jaque)*, es decir: ese inmundo virus.
La consecuencia de estos certeros atentados contra mi carne, todos contribuyentes a bajar mis defensas naturales (aprovecho aquí para cagarme en el Actimel) es una ligera fiebre, ante la cual mi sistema inmunológico reaccionó comiéndose 17 naranjas (del patio de la casa de mi tía, no esas mierdas transgénicas que nos quieren vender los negreros mercaderes monopolistas del supermercado) por si las moscas.
Dejenmé decirles a esos golpistas de poca monta, a esos fascistas de dos con cincuenta, a esos delirantes hegemónicos que para voltearme a mí van a tener que mandarme mínimo una encomienda llena de ántrax, manga de tacaños, prole de una gran ramera. Porque me sobra aguante y alzo la voz
evitando el ablande del ladrón. He dicho.
*El tablero de ajedrez tiene hasta la columna H, todos lo sabemos, pero esto no impide que la palabra "jaque" resulte humorística ya que está situada en un lugar que no le corresponde, provocando sorpresa que es uno de los ingredientes fundamentales del humor. Por lo tanto, vuelvan al principio, lean todo de vuelta y cuando lleguen a la palabra jaque, rían sonoramente, como para que escuche el vecino, al grito de "dice jaque, es gracioso, mi carcajada esta plenamente justificada, la gran puta". O sea, jelooou, estaba hablando de la gripe y salto con el ajedrez, nada que ver, re loco el chabón.