28.11.09

Encíclica Navideña

Estimados feligreses, los he reunido con la excusa de que ya se acerca Noche Buena, ya se acerca Navidá, el fin de año es aún más inminente de lo que siempre fue y ¿qué mejor ocasión que esta para compartir con ustedes una reflexión?
Preguntaos los unos a los otros entre sí: ¿qué es esto del Papá Noel? En una nación eminentemente maternalista donde los insultos más hirientes siempre hacen referencia a un miembro femenino de la familia, desde el popular "hijo de puta" hasta variantes menos comunes como "la concha de tu tía" pasando por improperios que involucran a la hermana, la prima e incluso a la abuela, en los cuales no quiero ahondar para no sucumbir en una vorágine chabacanista como tantas otras veces.
¿O acaso no ocupa la vieja, entre ambos progenitores, un lugar más trascendental en todas las manifestaciones culturales del país?
Por otra parte ¿qué significa para nosotros esa ropa tan abrigada? Si, les digo más, hasta en las regiones más australes de este estado latinoamericano se puede salir al boliche de remera e inclusive a veces tenemos que andar pateando monos para que vuelvan a las copas de las palmeras y no nos coman el vitel toné. Ni hablar de Jujuy, Formosa o la mismísima capital santafecina donde se rumorea que en esas fechas se abre un portal directo al averno.
Propongo entonces, estimados apóstoles de la causa, para protección de nuestro patrimonio cultural, una Mamá Noel con la cual sentirnos realmente identificados, ligera de ropas y con probada capacidad amamantativa como la de la siguiente figura esquemática meramente ilustrativa.