24.5.09

Curso de puteadas (PARTE I)

(Este escrito puede ofender la sensibilidad de algunos lectores*, siga leyendo bajo su propia responsabilidad, puedesverlo no se responsabiliza de absolutamente nada.)

Imagínese inmerso en la tribuna popular de su equipo favorito, a pasitos de los seres más decadentes y peligrosos que puede ofrecer el fútbol: los barrabravas. Imagínese saltando y entonando cánticos de aliento sin parar. Ahora imagine un fallo desfavorable del referí. Usted naturalmente monta en cólera ante la injusticia y desea proferir un insulto que alivie parte de su ira y al mismo tiempo haga saber al árbitro su descontento. Imagine ahora gritar a viva voz algo así como "¡Fea la actitud!" o bien "¡Recórcholis!" o peor aún "¡Maldito sea, su arbitraje apesta!". El resto no tiene que imaginarlo, permítame describirle lo que ocurriría: si tiene suerte nada más lo mirarían muy mal y se alejarían de usted formando un disco vacío, con su cuerpo obviamente en el centro, como si hubiera dejado escapar un gas desde lo mas recóndito y putrefacto de su vientre, o tuviese influenza A. Luego, si usted no fuese tan afortunado de que la turba se viera distraída por algún otro acontecimiento del fóbal propiamente dicho, seguramente los más inadaptados de ellos procederían a propinarle una buena zurra, o a abrir sin más ni más la página 7 y firmar uno por uno. Y bien merecido se lo tendría, "recórcholis"...
Puedesverlo se preocupa por su salud a tal punto que decidió publicar una serie de artículos para que usted, sí, usted que es un flor de ñoño y se sonroja cuando alguien dice "ojete", pueda desenvolverse en la vida sin temor a perder la misma prematuramente o a sufrir vejaciones en lugares públicos.
Lo que usted debería haber dicho (debe saber usted que para estos problemas suele haber más de una solución, aquí sólo presentamos una por cuestiones de tiempo y limitación de los recursos informáticos) es algo así como: "Maglio** la concha puta de tu madre, ¿qué mierda cobrás hijo de una gran puta?".
Nótese la doble referencia a la madre del sujeto. Esto no es azaroso: es vox populi el hecho de que las madres de los árbitros suelen ser muy promiscuas o directamente ejercer la primera de las profesiones. No reviste menor importancia la repetición de la palabra "puta": lejos está de resultar redundante (ya que primero es un adjetivo calificativo y luego un sustantivo) y le otorga potencia a la puteada, esta potencia brota del carácter oclusivo de los fonemas 'p' y 't'.
No deje de observar las dos características de la puteada: debe ser de sonido agresivo (puta) y al mismo tiempo guardar cierta coherencia (alusión a la madre).

* Corren mayor riesgo cuanto más amanerados sean.
** Reemplazar por el apellido del árbitro en cuestión.

3 comentarios:

Masillafresca dijo...

Sin duda se puede decir que el saber putear es todo un Arte. Que la parió che! es toda un destello de poesía, que sale de nuestro profundo ser, una re contra catarsis estimulada por el odio, rencor y lo primero que se te cruza por la cabeza.

Me cago en dios, que hay puteadas que son dignas de pararse y dar un buen aplauso! Dignas de ser escuchadas una y otra vez y obviamente, ser repetidas por uno mismo, esgrimidas como así pinta uno un lienzo, si, si.

Pera la puta, si yo no se si la tengo clara, pero viejo, si algo tengo claro es que sin duda para aprender a putear, hay que ir a la platea de tu equipo, sentarte cerquita del banco de los muertos de tus contrarios y reconfórtate con los más refinadas y exquisitas groserías.

Vas a sentir esas palabras que te llenan, ocupan ese vacío, puteadas como, como,
Policía Botón!

Nacho dijo...

entuavía río como un crío al rememorar la ocasión.
que gusto tiene la harina?

GuardaLaTosca dijo...

jajajaja... vaya catarsis la de cherman, si es mas bueno este...