12.1.10

Tecnocapitalismo

Atahualpa Yupanqui decía que cultura es saber el nombre del árbol que tenemos plantado en la puerta de casa y el nombre del pájaro que se posa en sus ramas y canta todos los días.
El budista zen Chao-Chou al ser interrogado por la verdad budista respondió "Ciprés en el jardín".
Fíjense ustedes que filosofías tan poco compatibles con la del tecnocapitalismo que rige hoy el mundo. Al árbol que tenés en la puerta hay que talarlo para hacer palos para armar una policía, que el pájarito se vaya a posar a la reputa que lo parió y si después te pican los mosquitos que el ave no se comió por estar posando en la reputa madre que lo parió te vendemos un repelente, unas pastillas, un espiral, un líquido. ¿Qué? ¿No tenes plata? Vos no pertenecés a la sociedad. A la policía la usamos para aislar a los inadaptados que no comparten nuestra manera de ver el mundo que es la única que tiene éxito (sino nosotros estaríamos tras las rejas y no vos, hippie roñoso). Me refiero a esos malandrines que no quieren ser mano de obra esclava pero tampoco tienen capital como para obtener sustento del mismo y les insertamos objetos contundentes en el upite hasta lograr reinsertarlos en la sociedad.
Y qué mejor imagen de la naturaleza sometida por la técnica que un cordero al palo, sujetado en un dispositivo sujetador de corderos al palo creado por un preso, tal vez para distraerse de la sodomía, en pleno cautiverio. La combustión se alimenta de madera de los álamos que se ven en el fondo (entre otras maderas que, creame lector, también fueron árbol).



Contaminación, desertificación, explotación, catástrofes meteorológicas... ¿qué más nos deja la devastación de la naturaleza por el hombre cartesiano? Por lo pronto un delicioso cordero asado.