26.9.11

El Piropo

En el diccionario de la Real Academia Española se lo define como: lisonja (alabanza afectada para ganar la voluntad de alguien) o requiebro (lisonjear a una mujer alabando sus atractivos).

Tradicionalmente iba dirigido a una mujer, y solía ser emitido con un profundo respeto e intenciones de conquistar a la dama. Pero, en la actualidad, los piropos se escuchan de manera constante entre desconocidos y muchas veces pueden ser ofensivos y machistas como por ejemplo: “te hago todo menos upa”. Por otro lado, ya no solo los hombres son quienes tienen el valor suficiente para “gritar” un halago, ahora las mujeres no se quedan atrás.

Cabe destacar que el piropo en la Argentina se trata de un enunciado al pasar, ocurrente y perspicaz haciendo alusión a la belleza de quien lo recibe. Puede generar sorpresa como no, o sea el receptor puede estar esperándolo o puede quedar atónito al escucharlo.


La reacción ante los piropos, depende de varios factores:
El emisor: puede tener buenas intenciones como halagar al receptor con frases que pueden ir desde: “adiós, hermosa” hasta otras más largas, elaboradas e ingeniosas o divertidas como: “quisiera ser papa frita para acompañar ese lomo”. Pero, muchas veces las intenciones van más allá de un simple halago y pueden ofender al receptor, quien se siente quizás humillado, degradado o indignado ante semejante uso de la lengua y elección del vocabulario. Un ejemplo puede ser “Como me gustaría ser surtidor para que me agarres la manguera” (y nos reservamos más ejemplos, por motivos obvios de su naturaleza poco elegante).
El receptor: puede estar esperando el piropo ya sea porque lo presiente por distintos motivos, o porque es una situación habitual; también puede quedar anonadado, para bien o para mal. La habitual reacción es la de seguir caminando con una mirada indiferente clavada en un punto distante, pero también puede contestarse con una simple sonrisa o con insulto en el caso de que lo que lo antedicho se haya tomado como una ofensa.
El mensaje en sí: de este depende obviamente la reacción del receptor. Puede tratarse de una frase sumamente ingeniosa, tal vez hasta divertida, o simplemente ser una “grosería”.


Aun cuando el piropo, hoy en día, se toma más como una agresión o un ataque, debe tenerse en cuenta que no siempre son mal intencionados. Este tipo de práctica es tal vez una tradición en la Argentina y no debería perderse; por lo tanto debemos rescatar el juego de palabras, la rapidez para crearlos o recordarlos y la osadía de quien lo emite.

Por Emilia L.