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Espejo

Encontrabame frente a frente con mi mismo. Estaba yo pensando algunas palabras para el posteo, intentaba extraerlas de lo mas profundo de mi ser. Me miré a los ojos largamente y vi con una mezcla de espanto y desilusión la más profunda nada. Como si estuviese mirando a una vaca, animal que como todos sabemos es por demás inexpresivo. Si no están de acuerdo no tienen más que observar la imágen, dónde el vacuno parece no experimentar sensación alguna a pesar de nadar a la par de un delfín. La res parece ya intuir su inevitable forma futura, es decir, la de un simple bife y la expresión que muestra es la de resignación a su fatal destino. O tal vez intenta adaptarse rápidamente a su futuro ser manteniendose tan inexpresiva como un pedazo de carne. Todos sabemos que el orígen de la palabra resignación proviene de la voz latina "res", vaca.
¿Ese chabón con cara de vaca soy yo? ¿Es yo? Existe acaso la posibilidad de que el espejo al cabo de años de noble trabajo reflejando fielmente casi siempre lo mismo (el baño vacío) haya comenzado a cansarse y distorsionar el reflejo sea su forma (zurda por cierto) de pedir la jubilación. Si esto es verdad ¿deberíamos sentir miedo antes de mirarnos al espejo? ¿Deberíamos desconfiar de su silencioso testimonio? ¿O tal vez deberíamos ponerle en frente otro espejo, quizá también fatigado, para que se aniquilen mutuamente?
Sonaba Despedazado por mil partes.
Empecé a preguntarme en qué momento se me apagó la llama de la lujuria por la vida, o aún si estuvo alguna vez encendida.
Aunque no hallaba respuestas, las preguntas seguían agolpándose entre mis parietales como un puñado de manos que te tocan el culo cuando se corta la luz. Me preguntaba de qué rayos podía hablar yo, que no tengo nada adentro mío. ¿Cierro el blog o que onda? ¿Qué onda? ¿Por qué Sibarita es tan rica? ¿De dónde vienen los bebés? ¿Qué nos pasa a los argentinos? ¿Estamos locos?
Y estaba yo frente al espejo como observado por una esfinge que me forzaba a resolver todos los enigmas del universo antes de dejarme ir, cuando escuche la voz de mi viejo que hablando así decía: "¡Nacho! ¡Hace media hora que estás en el baño! ¡Salí ya carajo! Ya estás grande para estas cosas, conseguite una novia (...)"