El mil veces recorrido camino a casa no era suficiente para eliminar de mi mente las fases y contrafases, los núcleos, los devanados y los factores de potencia. Ni siquiera los travesaños apostados estratégicamente en algunas esquinas lograban despejarme.
A mitad de camino vi sonreír al cielo. La luna estaba así:


Cuando tuve la oportunidad consulté al oráculo de la internés, el cual me derivó a la fuente de la sabiduría imperecedera y encontré no sólo que el fenómeno no era muy extaño sino también que esta luna ¡¡¡suele ser nombrada con el nombre del gato de Alicia!!!
Véanlo ustedes mismos: Cheshire cat, Cheshire Moon.
Ya está todo inventado. Si se les ocurre alguna idea nueva no tienen más que buscarla en google para ver que ya se le ocurrió a algún filósofo maya.
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