Aventuras

Visto el estado vegetativo del señor abrán y considerando el intuible exceso de sexo de Gonzalo, recae en mí la obligación de postear algo. Entonces sin hacerme rogar demasiado voy a pasar sin más ni más a relatarles un sistema.
Ayer sábado (muy temprano) armé el palo con el pañuelo atado en la punta y partí con rumbo a la provincia de Entre Ríos, a General Galarza, si quieren que abunde en datos específicos. ¿El asunto? Una zoncera, se juntaban todos los descendientes un par de bisabuelos míos. Entonces yo que soy basatante antisocial en realidad no tenía muchas ganas de responder al llamado de las rutas. Pero vieron como es mi vieja "te volves el mismo día", entonces accedí.
Hicimos esto y lo otro, comimos un asado y de sobremesa hubo una presentación oficial de primos, no es cuestión de que nos fueramos sin conocernos. Y ahí nomás se armó la guitarreada, siendo las 4 de la tarde empezaron a sonar melodías folclóricas, que se convirtieron fugazmente en clásicas, pasaron por tangos, hubo un momento relativamente breve de rock nacional y vuelta al omnipresente folclore.
Vale destacar que la duración de la guitarreada fue la sorprendente cifra de seis (6) horas, lo cual debería hacerla entrar seguramente en la cerveza Guiness de los records.
Como para hacerla larga voy a mencionar algunos de los temas entonados en el sistema:
"Santafesino de veras" (chamamé), "El cielo del albañil" de Tarragó Ros, "Mediterráneo" de Serrat, "Sueles dejarme solo", "Blues de Bolivia", "Murguita del sur". Así era la variedad del repertorio.
Subrepticialmente con mi hermano Agustín (AKA el Cabezón) evocamos al padre del Heavy nacional, que no podía faltar en esa ocasión, entonando estrofas de "Moraleja", "Olvídalo y volverá por más", "Allá en Tilcara", entre otros.

El infaltable:

"Casamiento de negros" de Violeta Parra

Se ha formado un casamiento
todo cubierto de negro;
negros novios y padrinos,
negros cuñados y suegros,
y el cura que los casó
era de los mismos negros.

Cuando empezaron la fiesta,
pusieron un mantel negro;
luego llegaron al postre,
se sirvieron higos secos,
y se fueron a acostar
debajo de un cielo negro.

Y allí están las dos cabezas
de la negra con el negro.
Amanecieron con frío,
tuvieron que prender fuego;
carbón trajo la negrita,
carbón que también es negro.

Algo le duele a la negra;
vino el médico del pueblo,
recetó emplastos de barro,
pero del barro más negro;
que le dieran a la negra
zumo de maqui del cerro.

Ya se murió la negrita,
¡qué pena pa'l pobre negro!
La puso dentro 'e un cajón,
cajón pintado de negro;
no prendieron ni una vela,
¡ay, qué velorio más negro!

A las 10 nos dió hambre de vuelta, lo aplacamos con unas pizzas. Luego los asistentes en el rango de 15 a 22 años salimos por ahí a disfrutar de la noche y a seguir conociendo a los primos nuevos.
A las a 6 de la mañana, después de todo el rigor del sistema emprendí el regreso con más sueño que vida. En un momento me desperté asustado. No se que carajo pensé, o el problema fue que no pensé un carajo. Me bajé del bondi. Porque sí. El bondi se fue y mi cerebro se destrabó: ¿para qué mierda me bajé? Si el colectivo tenía como destino final la terminal de Rosario, no es que me iba a pasar... Luego mire alrededor, evalué la situación y me di cuenta que estaba en las afueras de la ciudad, lo advertí gracias a mi fino sentido de la ubicación, conozco este país como la palma de mi mano y aparte el cartel gigante que decía "BIENVENIDOS A ROSARIO" ayudó bastante. Me tomé un taxi y después dormí hasta hace minutos.

PD: Esto debería ir acompañado de fotos, pero todavía no tengo nada. Lo voy a ilustrar en unos días.